Por Raúl Díaz Berlanga
EL CANCER Y EL PROCCESO MENTAL
( Este texto lo voy a presentar en el blog, de igual
manera que lo haré con la ponencia en el recinto de la Cámara
Senadores de la Republica Mexicana , en la Fracción Parlamentaira del
Partido de Izquierda del PRD, el día 20 de abril del 2012 )
El trabajo estará desglosado en cuatro fases: La primera que
aborda el padecimiento del cáncer en su apreciación exclusivamente médico
biológica. La segunda parte versará sobre los aspectos estrictamente
Psicosomáticos. La tercera etapa abordará todo lo referente a la relación
mente- cuerpo. La cuarta fase hablará de la casuística o diseño del
tratamiento psicoterapéutico.
Entiendo por Cáncer: Una enloquecida alteración celular que
provoca errores en una multiplicación sin control.
Este padecimiento orgánico, se trata de mutaciones genéticas
que hacen que una célula normal pierda el control.
En los inicios del siglo XXI, el Cancér se podría decir está
casí acorralado: La mitad de los tumores malignos ya no provocan los estragos
de otros tiempos. La situación ha ido mejorando de manera espectacular.
Existen grandes avances en el conocimiento de las causas primarias y de su
desarrollo. Al parecer, nuevos tratamientos están a punto de vencer esta
perversa enfermedad. Ya alteraciones celulares de milésimas de diámetro,
pueden ser detectadas por las modernas técnicas de diagnóstico por
imagen como lo es la Tomografía axial, la Resonancia Magnética y la TEP (
Tomografía por Emisión de Positrones).
¿ Como sanar a las células malignas?
En primer lugar, hay que mencionar que si el
sistema inmune no logra destruir a las células malignas, los tejidos crecerán
hasta formar un Cáncer. Por otro lado, mencionar que la masa tumoral pasa
a crear su propia red vascular que es vital para su supervivencia y que
constituye, uno de los más grandes y graves obstáculos para alcanzar la
recuperación de los pacientes.
En tercer lugar, habrá que decir que tan sólo hace 30
años, los especialistas en la materia, cuando se les preguntaba de cómo se
origina un Cáncer, no tenían respuesta y su silencio era más que desesperante
para los involucrados. Los investigadores no encontraban el mecanismo que
provoca que una célula pierda el control y empiece a dividirse
incontroladamente al grado de deteriorarse a una velocidad vertiginosa.
Hoy se sabe, después de grandes esfuerzos, que una
célula normal se distingue de una maligna, porque en sus componentes
moleculares existen un grupo de genes llamados oncogenes que propician la
génesis y la proliferación de los tumores malignos.
En últimas fechas, la ciencia ha arribado a la
conclusión de que el Cáncer es una enfermedad genética, pese a que el
tabaco facilita casí el 30% de alteraciones pulmonares, problemas en la cavidad
oral, riñón y vejiga. Que las dietas ricas en grasa y pobres en fibra,
propician cánceres de colon y de estómago . Que un 10% están relacionados con
tumores malignos en zonas sexuales. Que los rayos solares provocan un 8% de
Cáncer en piel. En éste aspecto ya entra más directamente la herencia genética
y el 5 % de ese 8% , son cánceres heredados. El resto de las demás alteraciones
cancerígenas, se desconoce su procedencia. Pero, pese a todo, dicen los
científicos, el principal desencadenante de todos los procesos cancerosos, es
un desajuste de índole genética. En este aspecto, es muy importante señalar que
hoy se sabe que de los 30, 000 millones de células que conforman la estructura
orgánica, estas son vigiladas por la molécula de ADN; es decir, por el
contenido hereditario genético. Así pues, la configuración corporal está
regulada por la proliferación de células que se regulan unas a otras y eso permite
que los órganos y tejidos crezcan en equilibrio y mantengan a toda la
estructura corporal en orden.
En este proceso de regulación, intervienen de manera
rigurosa moléculas como proteínas, enzimas y aminoácidos con una gran
precisión. Una falla mínima en los sistemas de control, puede acabar en una
grave alteración celular: El Cáncer. Que consiste, como ya lo he mencionado, en
una manifestación indebida del programa de división que aparece en una célula
defectuosa muchos años antes de la aparición tumoral maligna. Se trata,
pues, dicen los científicos, de mutaciones en genes específicos. Estos
genes involucrados, son la llave “ el ábrete sésamo” para comprender las raíces
del grave problema tumoral.
Ahora bien, un gen, no es otra cosa que una partícula de ADN.
Sirve para fabricar proteínas que desempeñan funciones específicas en el
organismo. Pero, si ese gene se expone a una alteración, como pudiese ser la
pérdida de información, la proteína se produciría de manera defectuosa o
incluso podría ni siquiera producirse. En el genoma humano, existen más de 100
mil genes, solo muy pocos se ven involucrados en los procesos cancerosos, los
demás inspeccionan, por decirlo de alguna manera, el ciclo vital de la célula
desde su crecimiento, diferenciación, supervivencia y muerte.
Los genes participantes en el cáncer, se les ha denominado
proto- oncogenes, estimulan la proliferación celular. Cuando esos minúsculos
participantes pueden mutar, entonces se transforman en oncogenes y son los que
van a provocar la multiplicación anárquica de la célula, dando lugar a los
Frankestein genéticos cancerígenos.
Para dar contestación a la pregunta formulada de cómo
sanar la células malignas, es importantísimo entender los circuitos en el
interior de la célula, sobre todo lo referente a las señales que inhiben
la proliferación celular; es decir, los antioncogenes, cuya función es
impedir esa proliferación maligna en la gente sana.
Hasta la fecha, se tienen identificados 17 genes supresores
de tumores implicados en el cáncer. Por ejemplo, el gen P53 está involucrado en
más del 80 % de los padecimientos de colon. Pero en investigaciones recientes,
se ha podido comprobar que ese gen, ya aparece en más del 52 % de los cien
tipos de cáncer que se tienen registrados. Este importante gen, es el gran
guardian del genoma humano. Y en su situación sana, su trabajo resulta
invaluable: vigila el mecanismo de todo el proceso genético que facilita la
proliferación celular. Pero si se presentará alguna falla en el sistema, el P53
detectaría el problema y procedería a restaurarlo activando a otros auxiliares
reparadores del ADN. Si esa acción no corrigiera la falla, entonces procede a
dar una orden de destrucción celular que se llama apoptosis. Pero si este
guardian, por alguna razón, invirtiera su mutación, podría representar el
verdadero infierno para el organismo entero, corriéndose el riesgo de adquirir
graves enfermedades, una como el Cáncer mismo. Resulta que es durante el
proceso de destrucción celular, pasando por una serie de procesos mutantes, que
esas alteraciones convierten a las células, en inmortales y letales para
el ser humano.
Es importante señalar, que los genes mutados van a dar como
resultado un nuevo programa genético que permite y facilita escabullir a las
células defensoras provenientes del sistema inmunológico, creando su propia red
de vasos sanguíneos, mismos que les va a permitir moverse sin recato y
alocadamente por todo el organismo. Hasta el momento, se desconoce la razón de
cómo las células cancerosas escapan al suicidio colectivo celular ordenado por
el gen P53.
Desde 1971, en una acta oficial, los Estados Unidos de
Norteamerica, declararon la guerra al Cáncer. Richar Nixon fue el Presidente
que rubricó el documento. Han transcurrido ya 42 años. Se han gastado sumas
extratosféricas de dólares. Existen más de 800 mil productos, entre naturistas
y sintéticos, que se han tratado de implementar y ensayar y el Cáncer continua
su avance de manera implacable. Existen, por supuesto, otros factores
desencadenantes más: La población adulta va en constante crecimiento a nivel
mundial, las enfermedades degenerativas abundan hoy más que nunca. La
contaminación ambiental es excesiva. La dieta totalmente chatarra. El cambio
climático con sus intensos rayos solares. El abuso desmedido del tabaco y las
sustancias cancerígenas proliferan por todas partes. En el año 2000, se
presentaron casí 90 mil nuevos casos de alteraciones malignas. Las mujeres
fueron las más afectadas en un 67% . La mayoría de los casos estuvieron
en neoplasias malignas de utero, mamas, estómago y sistema linfático. Los
lugares donde más se presentaron los casos positivos fueron: Distrito Federal,
Veracruz, Jalisco, Nuevo León y Tamaulipas. A nivel mundial, se extrapola
estadísticamente que durante el siglo XXI de cada 100 europeos, al menos
cuatro desarrollará un tumor maligno a lo largo de su vida.
¿ Funcionan o no las terapias actuales? ¿Tienen alguna
validez los diagnósticos?
Se cree que ya es posible curar un poco más del 50% de los
tumores malignos. No exiten cifras que puedan corroborar esa creencia de manera
fidedigna. Los científicos piensan que si se va por el camino correcto en todo
lo que respecta a tratamientos y curación: Cirugías, radioterapia y
quimioterapia. Estas medidas, están permitiendo que un número creciente de
pacientes diagnosticados con Cáncer, sobre todo en etapas primarias y en
personas jóvenes, obtengan una gran mejoría e inclusive una curación de la
enfermedad. La mortalidad, al parecer, también ha disminuido o los pacientes
pueden mejorar su calidad de vida significativamente y lograr vivir mucho mejor
que en otros tiempos.
Resulta necesario resaltar, que contra la batalla del
Cáncer, aún sigue siendo la cirugía la mejor de las medicinas contra ese
padecimiento. La cirugía hoy, es mucho menos agresiva y dañina que la
practicada hace algunas décadas. Ahora, mediante la alta tecnología, se trata
de hacer hasta lo imposible por no dañar a ningún órgano afectado, aunque
las cirugías sean profundas y radicales: Radiaciones de fotones de alta energía
que penetran profundamente en los tejidos, sobre todo, en cánceres prostáticos.
Con la asistencia de tomografías computarizadas, resonancias magnéticas y
generación de imágenes tridimensionales, ya es factible atacar masas tumorales
con una gran precisión sin dañar o afectar tejidos sanos. Existe también, la
terapia de radiación intraoperativa, esta para cánceres de cabeza y cuello. Se
cuenta, así mismo, con inyecciones de diversos fármacos anticancerígenos. La
quimioterapia, se basa en productos como el Docetaxel que inhibe la
división celular o la obstaculiza para dejar de ser inmortal y se destruya. El
taxol que acaba con el cíclo celular de los genes malignos, haciendo que
la célula no prolifere y muera. Se usa en cánceres de pulmón, tejidos blandos,
en ovario mama y estómago.
En todo este tipo de terapias, y las llevadas a cabo
con Taxotere, existen algunos riesgos de reacciones secundarias, aún
inevitables, porque los productos interaccionan de manera no selectiva y
también atacan células y tejidos sanos, provocando diversas alteraciones en los
pacientes, sobre todo, en lo que respecta a los glóbulos rojos, en las
plaquetas, en los folículos pilosos y mucosas. De ahí, que los pacientes, en su
mayoría, pierdan el pelo, sufran problemas en su sistema inmunológico,
inflamación de las mucosas y aftas en la cavidad bucal.
En la actualidad, se han diseñado unas esferas
microscópicas, llamadas liposomas que son capaces de transportar los fármacos
por el torrente sanguíneo y vertir el veneno directamente en las neoplasias
cancerosas.
En fechas más recientes, se ha logrado revestir a las
esferas transportadoras del veneno, con un recubrimiento exterior para no ser
detectadas por las células defensivas del organismo (LinfocítosT),
haciendo mucho más efectiva este tipo de terapia. Los resultados
más alentadores, se han dado en el cáncer de mama y el sarcoma de Kaposi. El
producto más usado es la Doxorrubicina.
No obstante los avances en ese territorio, existe un extraño
mecanismo en el cual la célula cancerosa aprende a vomitar el veneno
suministrado ( no acepta el paciente el producto ). Estas células, escupen el
medicamento antes de que pueda actuar. En el curso de este misterioso proceso
terrorífico, se está buscando bloquear, al parecer, la acción de una proteína
que parece ser la causante del mecanismo de expulsión. Hasta el momento, los
logros en ese sentido, son mínimos y nada alentadores.
En el Cáncer, según las más modernas terapias, se trata de
restablecer a los genes que han enloquecido y conseguir que elementos del
sistema inmunológico, linfocitos T, monocitos, fagocitos, macrófagos,
frenen el desarrollo de las células cancerígenas y sean capaces de la
destrucción de las células tumorales, que la mayoría delas veces, se
camuflagean y burlan los sistemas defensivos con sofisticados mecanismos de
sobrevivencia, que hasta la fecha, han logrado borrar la identidad del antígeno
que los caracteriza, haciendo, casí, imposible su detección.
Quizás sea en el campo del sistema inmunológico, donde se albergan
más esperanzas para tratar de alcanzar hallazgos que faciliten el auxilio de
millones de personas vinculadas a padecer la catalogada como
terrorífica enfermedad de varios siglos. Se trata ni más ni menos, de
estimular al ejercito encargado de destruir invasores extraños en el organismo,
entre ellos , a las células cancerosas. Por lo pronto, es la Interlukina 2 la
que etá tratando de ayudar a los linfocitos T a reforzarlos. A nivel de
laboratorio, el método resulta extraordinario, pero a la hora de pasar a los
enfermos, no da los resultados esperados y la toxicidad del organismo aumenta
significativamente y los costos, aún, son altísimos… La verdad, no hay
resultados alagadores al respecto, todo en este campo es sumamente atenuado y
muy discreto. En esa misma línea, se encuentran las vacunas, asi como las
inyecciones de células sanas que pudiesen sustituir a las defectuosas. Hay
mucha cautela en este tipo de avances y estamos a la espera de los resultados
científicos más recientes.
A veces, el Cáncer, se parece mucho a una partida de
ajedrez, en donde los científicos están a la espera o en busca de una jugada
genial que pueda brindar una salida óptima.
( Continuara la segunda parte )
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