Publicado el febrero 11, 2012, Bajo Columna de opinión, Noticias, Autor @gabriel_Mzuma.
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→ Milenio noticias/ Rosario Robles/ 11 febrero 2012/
► Lo que se dirime en la elección del 1 de julio tiene que
ver con algo más que el género, se relaciona con el rumbo que habrá de
tomar el país.
► Nada personal. Como mujer me da orgullo que Josefina Vázquez Mota
sea la abanderada del PAN. Se lo ganó a pulso. Su aspiración de ser
presidenta es totalmente legítima. Su presencia en la contienda es
significativa porque lo hace comandando al partido gobernante. Por esta
razón su candidatura dista mucho de ser testimonial. Sin duda alguna, es
la mejor opción que tiene el blanquiazul para competir en la
presidencial.
► Hasta ahí estamos de acuerdo. Pero lo que se dirime en la elección
del 1 de julio tiene que ver con algo más que el género, se relaciona
con el rumbo que habrá de tomar el país. En consecuencia, no se puede
disociar el hecho de que sea mujer con el proyecto que representa.
Género y visión de país no pueden estar divorciados. Son por lo demás,
en una perspectiva progresista, complementarios.
● No es casual que el partido de la derecha, el de Josefina, sea el más ferviente promotor de las posturas que están contra el derecho a decidir de las mujeres. En el Distrito Federal, el PAN varias veces promovió recursos de inconstitucionalidad contra las leyes que garantizan este derecho. En Guanajuato, el gobierno blanquiazul llegó al extremo de criminalizar a las mujeres y meterlas a la cárcel. Ni qué decir de los estados en los que ha habido retrocesos legislativos (con los votos también de los diputados locales priistas) en la materia.
● No es casual que el partido de la derecha, el de Josefina, sea el más ferviente promotor de las posturas que están contra el derecho a decidir de las mujeres. En el Distrito Federal, el PAN varias veces promovió recursos de inconstitucionalidad contra las leyes que garantizan este derecho. En Guanajuato, el gobierno blanquiazul llegó al extremo de criminalizar a las mujeres y meterlas a la cárcel. Ni qué decir de los estados en los que ha habido retrocesos legislativos (con los votos también de los diputados locales priistas) en la materia.
En ese sentido, es más de lo mismo. Desde luego que representa mucho
que haya mujeres presidentas en América Latina. Pero Dilma Rousseff,
Cristina Fernández y Michelle Bachelet (en su momento) no ganaron sólo
por su condición de género, sino porque personificaban la marca de
gobiernos avalados por sus resultados y con un significativo respaldo
popular. Gobiernos por cierto cuyos postulados son antagónicos a los del
PAN. Pero más allá de estos aspectos, lo cierto es que la
presidenciable blanquiazul no implica un giro con relación a las
políticas que tienen sumido a este país en el miedo y la violencia.
Además, en los 12 años de gobiernos panistas la situación de millones
de mujeres mexicanas no se ha modificado sustancialmente. Muchas siguen
siendo víctimas de la violencia, la pobreza, la discriminación. En la
contienda interna del PAN sólo Santiago Creel expresó enfáticamente que
él pondría en marcha una estrategia diferente de seguridad, que
modificaría la que hoy prevalece porque no estaba dando resultados y no
es la vía más adecuada. Vázquez Mota, por su parte, refrendó lo que
hasta ahora ha sido la línea fundamental del Presidente. Señaló que no
habría cambios, tal vez sin comprender que las mujeres han sido las
principales víctimas de esta guerra. No habla desde una lógica de
género. Al decir que habrá continuidad no comprende que la mayoría de
las mujeres mexicanas no quiere que se siga masacrando a nuestros
jóvenes, a nuestros hijos.
Josefina tiene la responsabilidad de hablar claro. De asumir lo que
es y representa. Ha sido una actora de primera línea y no una simple
observadora durante los 12 años de panismo. Ha sido parte fundamental
del equipo gobernante y cuyas políticas han llevado incluso a que
algunos cataloguen este sexenio como trágico.
Nunca desde su posición como secretaria de Educación o como lideresa
de los diputados panistas expresó enfáticamente un desacuerdo, una
postura crítica frente al hecho de que la patria se ha manchado con la
sangre de más de 50 mil mexicanos. Jamás exigió justicia por los niños
muertos en la guardería ABC (por citar casos emblemáticos).
Desde luego que es fundamental tener más mujeres en los espacios en
los que se toman las decisiones, más senadoras, diputadas, gobernantes.
Ésa ha sido una pelea impulsada por muchas de los más diversos colores.
Pero otra cosa es la disputa por la Nación. La derecha no merece seguir
gobernando porque no ha dado resultados.
Se necesita un cambio de rumbo, un golpe de timón, una política
alternativa que no puede ofrecer la persona que, diga lo que diga,
representa la continuidad. O sea, más de lo mismo.
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