Por Raúl Díaz Berlanga
En
una sucursal bancaria al sur de la ciudad de México… Un gran número de
usuarios impacientes esperan realizar sus trámites financieros en las
ventanillas. Pasan los minutos en la fila y alguien se lleva las manos al pecho y se desploma. Se trata de un cliente de más de 60 años que empieza a agonizar sin que nadie lo auxilie. Sufre espasmos, convulsiones y su rostro se aprecia empapado en sudor. Todos
en la sucursal bancaria, clientes, policía y funcionarios apenas lo
voltean a ver de reojo, pese a lo dramático de la escena.