Por Raúl Díaz Berlanga
...La soledad en las mujeres, siempre es màs delicada que en
los hombres. Las mujeres por lo regular viven más instaladas en el
sentimiento. Pero la verdad, es que todos estamos solos.
La sensaciòn de acompañamiento, es eso, un sentimiento, nada
màs. Entonces, de dònde nos asalta la idea de que teniendo a alguièn cerca
fìsicamente, pudièsemos sentirnos acompañados o menos solos.
Por otro lado, la mujer lo resiente mayormente ya que ellas
se la viven en el apego. Se dice que son màs apegadas que el hombre. Esto es,
que se les enseña a estar màs cerca de la casa, de sus formadores. El hombre en
cambio, va y viene. Unas veces està en el hogar y otras en la calle
compartiendo.
La sensación de soledad, se presenta cuando uno
empieza a darse cuenta de que el mundo, està lleno de absurdos y de cosas
incoherentes que no conducen a nada. La gente està muy distraìda en situaciones
irrelevantes y su entrega hacia los demàs de manera sentimental, no la llevan a
cabo, no la ejercitan.
Por otra parte, cuando se padece de una gran necesidad de
reconocimiento, entonces la situaciòn se complica aùn màs, porque o se compra
amistad y compañía, o se tiene que correr el riesgo de hacerse dependiente de
personas, que en verdad, no tienen porque hacerse cargo de nadie. La gente
tienen lo suyo, les interesa lo suyo y muchas veces ni siquiera eso, viven como
veletas que el viento mueve a su antojo y jamàs se van a entregar a nadie. En
el mejor de los casos, tienen limitaciones para hacerlo, en el peor, sólo
pueden interesarse por alguien algún tiempo y luego se aburren y
abandonan a los otros, de la misma manera en como aparecieròn en sus vidas .
Eso, lastima mucho y exacerba aún más el sentimiento de soledad, la
profundiza.
Quizàs, el meollo del asunto, radiquè en descubrir en
nuestros interiores ideas que nos resulten atractivas y en ellas pasárnosla,
disfrutando nuestro mundo interior. Ahi, està la verdadera compañía; en esa
riqueza interna, que para conseguirla deberemos de enfocarnos a saber que es lo
que en verdad nos agrada de nosotros mismos. Porque muchas veces nuestros
interiores estàn repletos de cuestiones ajenas a nosotros mismos, de
verdaderas calamidades. Creemos que estamos instalados en nuestro
interior y resulta que es el maldito exterior que ya hemos interiorizado y lo
creemos nuestro, entonces es por eso, que tambièn nos la pasamos huyendo de
ahì. Infierno afuera e infierno adentro, eso es el acabòse, el absurdo de
absurdos. El sentimiento de la soledad, a la alza.
La tarea existencial o nuestros esfuerzos, se deben de
encaminar a descubrir, lo que agrada de lo que tenemos dentro de nosotros. Es
un poco, como descubrir nuestra misiòn en la vida. No es tan difìcil como
pareciera. Requiere solamente de ejercitar momentos de reflexiòn y obsequiarnos
tiempo para llevar a cabo esa tarea o aventura hacia nuestro verdadero
universo interior. Eso es lo que han hecho los grandes personajes: Descubren la
tarea que los distingue de los demás, ponen en orden sus ideas y se dedican
en cuerpo y alma a ella, de eso se van a acompañar toda la vida en donde
se encuentren, acompañados o solos, libres o cautivos. A esos personajes el tiempo
no les importa, viven todos los dìas lo que esa tarea les indica y no
existe el cansancio para ellos o si las distancias estàn muy retiradas o no o
si comen o no, o si alguien desea estar con ellos o no, sòlo les interesa vivir
de manera intensa su estancia aqui en el absurdo que vivimos todos, se saben
parte del club, pero no se involucran en ello, no se meten con los demás, no se
distraen como para perderse con gente desinteresada en todo y que se la viven
manipulando a todos, sin enlazar con nadie, fomentando el vacío.
La soledad, solo existe para las personas vacìas, que no han
descubierto que les atràe, yendo de un sitio para el otro, siempre aburridas.
Nuestro verdadero mundo es el interior, no es el de afuera, Ese es como
una ilusiòn y nadie lo puede controlar y ahi triunfa el que màs daño hace o màs
tramposo es. Eso a la gente sensible la hace vivir como un grano de arena
en una inmensa playa desértica. Se sienten perdídos, como extraviados,
solitarios.
La tarea, quizás, es dedicarse en cuerpo y alma a lo que màs
guste y ajuste, a las preferencias intrínsecas. Vibrar intensamente,
involucrase con gran dedicación a lo propio y con eso todo se modifica y
empiezan a aparecer las cosas que interesan del mundo exterior, se
empieza a encontrar sentido al no sentido externo, porque se empieza a percibir
a cada instante con otros ojos la realidad, se convierte el mundo
exterior en un hallazgo, cada salida para estar ahí, es buscar algo que
enrriquezca màs lo que hemos descubierto en nuestro mundo interno. La vida se
convierte en aventura y eso es precisamente la vida, es una aventura para
morir, pero para morir viviendo en lo que nos agrada, no en absurdos o
tonterías de un mundo de interéses creados, ajenos a nuestra esencia real. El
mundo de los paisajes, de los atardeceres, el de los volcanes, de los ríos, el
de la hermosas aves.
Cuando se descubre la riqueza interna, se llega
a una librerìa y se sabe escoger el libro que enrriquece màs el interior. Si
se sale de viaje, se encuentra lo que interesa y entonces el viaje se
convierte en saber ver más y lo que en verdad agrada y satisface, mientras que
los otros solo se tienen que conformar de ir de aquí para allà, sin rumbo fijo,
sin objetivo alguno.
La riqueza interna que en verdad es autentica, es la que nos
guìa en este mundo de desconcierto y desorden e inclusive permite a
diario dar inicio a lo divertido a lo interesante. Compañìa no se
necesita. Si la hay, doble ganancia y sino, nada se pierde. Ademàs, las
personas resueltas, solo se dejan acompañar de aquellos que les
enrriquecen y asi tambien, surge la sana convivencia, las posiblidades de los
enlaces amistosos eternos que mitigan la soledad... Es necesario captar todo
eso, por que la soledad que procede del mundo interior, también es parte de la
misma creatividad y asi enfocada, hasta se demanda, se requiere, es muy
necesaria.
Es verdad, la mujer padece mucho de sentimientos de soledad,
siempre reclama la compañía. Pero en un mundo de hombres no resueltos nadie las
puede acompañar. Es una làstima.
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