Por Raúl Díaz Brlanga
Habìa una vez una gran ciudad, en medio de un
inmenso lago rodeado por un oscuro y gran bosque, donde vivìan màs de 20
millones de personas. Ahì, existía una hermosa mujer que vivìa muy
sola. Todos aseguraban que se trataba de una dama extraña. Era una
bruja. En el dìa se hacìa pasar por cualquier animal, se transformaba
por completo. Por la noche, se convertía en humana, radiante de belleza,
el cual era su estado normal.
Ella sabìa
que a los hombres, no había que provocarlos con argumentos, pues les
encantaba discutir muchas necedades, sino seducirlos mediante la pasión
y la lujurìa. Porque los hombres hacen cosas impensables cuando estàn
al lìmite. Usaba su magia para provocarles todo tipo de sensaciones y
emociones perversas. Decìa que a los hombres no les agradaba razonar,
que se presentaban asì ante la sociedad, pero que en verdad estaban muy
inclinados hacia la sensualidad y el morbo. Mediante sus pases mágicos
los hipnotizaba. Les hacia creer que les daba sexo, obtenía información
confidencial de ellos y sus familiares y después los mandaba a
secuestrar para obtener mucho dinero de sus acaudaladas familias.
Nadie
se explicaba el por què esa bella mujer se dedicaba a tan nefasta
actividad, cuando poseìa una gran belleza y cualquiera hubiese podìdo
desposarla, brindándole todo tipo de comodidades y lujos .
Cuentan
que un dìa esa hermosa mujer, se convirtió en un canario muy bello.
Despuès, se tranformò en un gran cuervo con ojos centellantes y
encantados, que volò tres veces alrededor de un hombre, gritando: “Aquì y
ahora, aquí y ahora”. Ningun testigo se podía mover ni una pulgada.
Todos los presentes estaban como piedras, como estatuas. Nadie podía
hablar o mover sus manos o sus pies.
Despuès
el sol disminuyò su intensidad. El gran cuervo volò hacia una arboleda y
desde sus verdes ojas apareció una vieja jorobada, de piel àspera y
amarillenta, de cabello largo obscuro, de grandes ojos rojos y una
larga y retorcida nariz. Se dirigió al hombre al cual el cuervo le había
volado alrededor de la cabeza tres veces y se lo llevò caminando con
ella, tomados de la mano. Estaba como sonànbulo, indefenso, parecía un
zombi
La bruja regresò màs tarde al lugar
donde se encontraban las personas que no podían moverse. Y empezó a
cantar entre dientes algo que no se le entendía muy bien. Afirman que
eso rompió con el hechizo de los ahì presentes, que cayeròn de rodillas
ante la vieja bruja y le suplicaròn que con sus poderes les devolviera
la paz y la tranquilidad a su ciudad. Todos ellos, ya estaban muy
desesperados, ya no creìan en nadie, sus policías eran muy corruptas,
sus instituciones fallaban todas y sus dirigentes se la vivìan en
pleitos eternos y echàndose para atràs en sus compromisos. Nadie los
respetaba. Quizàs ella los pudiera ayudar y convertirse en buena. Ella
les respondió que a eso no se dedicaba, que ella sòlo realizaba
secuestros como el que habían presenciado, pero que no se metìa en
cuestiones de seguridad nacional.
-¿Què va a
ser de nosotros, señora bruja? –sollozaròn todos.- Los cuerpos
policiacos no funcionan, nuestros dirigentes no cuentan con recursos
para enfrentar al crìmen organizado. El ejercito y los marinos, ya
están cansados de ser veladores y valedores.
La vieja bruja los observò fría y detenidamente a todos, esbozò una leve y maliciosa sonrisa, los maldijo y escupió con veneno.
-¿Ustedes
quieren que pierda mi trabajo, verdad imbéciles desempleados?- exclamò
con dolor en la voz. Los mirò de nueva cuenta, se volvió hacia ellos
acercándose aùn màs, apenas unos metros y señalándolos con el dedo
índice de la mano izquierda, diò un paso adelante y con tono
especialmente virulento.
-Se los
advierto-dijo la bruja-, los atormentarè el resto de sus vidas, me dan
làstima, me llenan de rabia. Pero que nos les hablen de sexo o de
perversiones, porque entonces, luego, luego se convierten en otros,
¿Verdad, mis niños?- Y tras decir eso, agregó-.¡ Tienen lo que merecen,
cobardes, sinvergüenzas, buenos para nada, gusanos de cuatro
patas!-gritò a los cuatro vientos y empezó a alejarse lentamente del
lugar.
-¿Adònde rayos va?-replicaron todos.
Se volvió hacia ellos y aclarándose la voz exclamò.
- A cenar con mi embrujado de hoy al palacio nacional-respondiò sin ningún aprieto-.Estùpidos idiotas. Los rematò.
Hubo
una pausa. La vieja bruja atravesò una cortina de fuego que apareció
súbitamente en la calle y quedó reducida a cenizas, para finalmente
volver a emerger…transformèndose una vez màs en la hermosa mujer que
era…
Nadie podía creer lo que acababa de
oir y ver y en ese preciso momento, pasaba un rondìn de patrullas con
efectivos cubiertos de la cara y armados hasta los dientes. En sus
radios se podía escuchar:
-A todas las unidades: Dirìjanse a palacio nacional, ¡Inmediatamente, la zorra està en el gallinero!
Ahora la cuestión era a quièn detener ahí… Colorìn colorado…
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