Por Raúl Díaz Berlanga
Existe
una apremiante conciencia que nos indica que el verdadero éxito general
radica en el adecuado manejo tanto de los recursos materiales como
financieros y sobre todo el de los recursos humanos. Se dice que la
excelencia radica en el buen manejo que hagamos de todos esos recursos,
pero sobre todo, los esencialmente humanos.
Resulta
sorprendente que ante los logros obtenidos como entes pensantes, en el
momento en que deberíamos de estar gozando de inmensas satisfacciones, nos
encontramos enfrascados, como civilización entera, en un sin número de
conflictos: Conflictos entre naciones, Conflictos Ideológicos,
Conflictos religiosos, Conflictos raciales, Conflictos entre géneros,
conflictos entre generaciones, conflictos econòmicos… Tenemos que
aceptar que no se trata solo de simples conflictos, sino de la
posibilidad del fracaso mismo de nuestra especie como tal.
No
son las cosas las que han fallado, no es el mundo material en donde
habrá que encontrar las fallas. Es en nosotros mismos, hemos fallado más
que nada, en el manejo adecuado y eficiente de nuestros recursos
humanos. No aprendemos a llevarnos bien entre nosotros mismos. Ha
fallado el homo-sapiens de manera catastrófica, de manera garrafal. No
hemos sido lo suficientemente capaces como para entender el manejo
adecuado de nosotros mismos que nos pudiese permitir ante tanto avance
tecnológico y científico, estar viviendo una de las mejores etapas de
plenitud y dicha en nuestro hermosísimo planeta.
Hemos arribado en muchas áreas a lo que ninguna otra cultura hubiese siquiera podido imaginar. No
hemos sido capaces, de descubrir algunas de las razones que gobiernan
el comportamiento de la gente. Estamos pèrdidos en esa materia. Si lo
pudiésemos comprender, los siguientes pasos serian: poder pronosticar la
forma en que pudiésemos actuar, para de ahí obtener los logros de los
objetivos esencialmente humanos para el bienestar de toda la humanidad y
de nuestra civilización entera.
Somos
un planeta, único en el universo, pero nadie daría crédito que a pesar
de tanta belleza que refleja este planeta en la inmensidad –verde-azul y
blanco- ,quiènes lo conformamos, no
acabamos de ponernos de acuerdo para sentirnos orgullosos de tener una
conciencia negada para otros a cientos de miles de años luz. Estamos
fracasando, ¡Que caray! ¡Què gran pena!..
Las
situaciones de la vida real, nunca son estáticas. Se encuentran en un
constante estado de cambio y somos conocedores de que las cosas mejoran o
empeoran, por supuesto que no hay reglas de oro que se pudiesen aplicar
a todas las situaciones, pero, ha llegado el tiempo en que todos
debemos practicar nuestras habilidades y realizar sin miedos, nuestro
mejor esfuerzo para alcanzar la transformación que nos conduzca a la
estabilidad y a la armonía perdidas.
Hay
que recordar el cuento clásico de Lewis Carroll:”Alicia en el país de
las maravillas” La reina de corazones rojos dice a Alicia que
debe:”Empezar por el principio y terminar por el final” Ese también
sería un buen consejo para todos nosotros, para enfrentar el tema de
tanto conflicto que ahora estamos padeciendo en todo nuestro planeta. Hay que recordar que cualquier intento positivo que se haga con el objeto de influir sobre la conducta de otro individuo o grupo , requiere de
un principio y llegar a un final, es lo que verdaderamente necesitamos,
hemos olvidado nuestros orígenes, hemos olvidado que al inicio surgimos
de nuestra madre naturaleza y por ello, estamos perdièndo el final. A todo esto, se le conoce como directriz, como hilo conductor, eso es precisamente saberse guiar y se le conoce como liderazgo. Y
el liderazgo, aparece, cuando desplegamos acciones para trabajar en
conjunto con los demás, Hay que hacer el mejor esfuerzo para que el
logro de las tareas se lleven de principio a fin, mediante el ejemplo, porque es ese ejemplo el que mueve los esfuerzos de las otras personas. Los lideres eficaces son
los que le están haciendo falta a la humanidad, son aquellos que hacen
que las cosas sucedan. Ortega y Gasset mencionaba, benévolamente, que el
ser humano es él y sus circunstancias y parece que no es así, ahora
sabemos, contrario a ese pensador, que son las circunstancias las que
nos determinan y que hemos sido víctimas de las mismas circunstancias
que hemos creado de manera absurda. No podemos seguir sentados en
nuestras sillas observando a los demás y esperando a reaccionar hasta
que los acontecimientos se
presenten, eso ya nos tiene perdidos hasta el momento, olvidándonos de
nuestro principal recurso que somos nosotros mismos: Somos el principio y
el final!!! “El tiempo corre, no te espera…Y tengo que alcanzarlo” Decia aquel conejo blanco.
Hagamos
nuestro mejor esfuerzo todos los días, todos los momentos, despleguemos
todas nuestras habilidades en cada una de las actividades que
realicemos. Convirtamonos todos en líderes. Deberemos saber qué es lo
que tiene que ocurrir y
entonces planear la manera de hacer que las cosas ocurran y emprender
los pasos necesarios para que así sea…Eso nos retornarìa al orgullo de
pertenecer a nuestro hermoso planeta azul-blanco.
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