Por Raúl Díaz Berlanga
Hoy la loca discordia y la avaricia gobiernan al mundo entero.
La voracidad ha hecho perder lo presente cancelando el futuro. Estamos cayendo en la etapa donde los humanos recordamos más lo mal hecho que lo bien realizado. Las buenas obras, ya no atraen la atención de nadie. La política ha dejado de estar al servicio del hombre y la gente ya no cree en nada ni en nadie.
Vivimos en un mundo convulso, sin brújula, donde todos estamos siendo testigos de la gran debacle financiera global y general. No hay, no existe líder alguno con idea de saber conducir los destinos de su gente. A nadie se le ocurre lo que sigue. Nadie sabe hacia dónde ir.
Por
su parte, otro tipo de dirigentes en el mundo, han convertido las
guerras, el narcotráfico, la delincuencia y el crimen organizado en los
negocios más suculentos y fructíferos de todos los tiempos, dejando de
lado y desdeñando por completo cualquier tipo de acción humana. La vida
les importa poco.
Nuestras valiosas juventudes, nos han sido arrebatadas materialmente de las manos. En
muy pocas décadas, hemos visto con pena, con mucha pena, inmensas
transformaciones en ellos, mismas que, como consecuencia, han modificado
al mundo entero y por desgracia no para bien. Este fenómeno, lo hemos visto sucederse en tan sólo cuestión de años. Dependemos
de los jóvenes, de la gente nueva y a ésa la tenemos colocada, no en
los indignados, sino en la indignación y decadencia total y no existe
posibilidad alguna para rescatarlos del mundo artificial de las drogas.
Los abandonamos y estamos pagando las consecuencias y a que precio.
La
economía mundial, no sale de los controles férreos de parte de las
instituciones crediticias que tienen al borde de la locura a la
población mundial, que desde hace muchos años se la ha vivido de
sacrificio en sacrificio sin resultados muy alegadores o benéficos.
Grecia e Italia, están al filo del precipicio. Representan dos de las grandes culturas pilares de la humanidad entera. Si
ellos nos cobrasen a nosotros todo lo que hemos tomado de sus eternas
aportaciones – que conste que están en todos los libros académicos del
mundo- no nos alcanzaría para pagarles ni la cuota mínima de esa inmensa
deuda. Hay que volverles a agradecer su aportación, han puesto en
evidencia a los usureros del mundo actual.
Es de muy profunda reflexión y de gran cautela, el callejón en el que todos nos encontramos metidos. En esta ocasión ya ni los más poderosos se salvan. Se
trata de una lucha encarnizada por la posición de los mercados
económicos, donde los beneficiados, tarde o temprano también sucumbirán y
tendrán que asumir las consecuencias de lo mismo que ellos han
provocado.
Ha
sido, un juego globalizador absurdo, donde no existe ganador alguno,
sólo endeudamiento, pobreza y muy pronto en todo el mundo, la escasez.
Las alianzas y los rescates son pasajeros y no arreglarán nada de fondo para nadie. Estamos
caminando hacia un enfrentamiento generalizado de unas potencias contra
otras y de hacer válido el: ¡Sálvese quien pueda!
Todo
lo anterior, enmarcado en un sinnúmero de catástrofes naturales que
mantienen a la población mundial altamente afectada, expuesta a padecer
lo peor junto con sus seres más queridos, sin poder hacer nada en
absoluto, perdiendo lo poco que se posee en cuestión de minutos. Los
gobiernos, no se dan abasto para restaurar las pérdidas, muchas de
ellas de consecuencias fatales que también exponen a la humanidad
entera, Japón como una grave muestra de ello.
Quizás
sea en la impotencia de la población civil en lo que radique lo más
serio y delicado de la adversidad de los asuntos: cuando no son los
dirigentes depredadores, es la naturaleza quien ataca con toda su
energía interna. Y la gente no tiene salida, se vive atrapada en la
etapa de los laberintos, donde la ley de Darwin es la única ley que
impera, para después quien logre salir del atolladero, tenga que
enfrentar a otro de mayor envergadura y dificultad: el laberinto de la
pesadilla del mundo real.
Vivimos sin la portada del rompecabezas. Estamos llenos de piezas. Piezas que ya no sabemos ni tenemos idea de dónde colocar.
¿Cuál es la portada del rompecabezas del mundo actual? ¿Cómo aprender a crear una portada, a visualizarla?
En mi terapia, con mis pacientes, de eso se trata: de armar su rompecabezas. Ellos arriban a la consulta sin saber en qué consiste su portada, su problemática. Viven sin saber qué están haciendo y en dónde colocar las piezas que han adquirido en su transitar por la vida.
Los
pacientes piensan que saben hacia dónde se dirigen, pero en verdad
desconocen en esencia cómo armar su propio rompecabezas yendo de un lado
para otro. Lo que sí saben, es
que la vida les resulta incómoda, y que muchos de sus pensamientos
entorpecen el logro de sus objetivos haciéndoles vivir cada día de
manera inútil e insatisfactoria. Y lo peor, ya no saben si existe la posibilidad de alguna salida. Es
en ese preciso momento, donde da inicio mi trabajo terapéutico:
auxiliar al doliente a crear su propia portada para que la vida le
resulte una gran aventura, colocando piezas coincidentes que lo llenen
de satisfacción y lo diviertan aprendiendo a morir con dignidad de
instante en instante fuera de los paradigmas que les han impuesto.
En
la vida, si la vemos deportivamente hablando, podemos ganar, perder o
empatar, pero lo más importante es que lo hagamos siendo unos
triunfadores; es decir, que suceda lo que suceda, siempre estemos
dispuestos a aprender y eso es lo que nos distinguirá del victorioso que
siempre quiere ganar a toda costa sin importarle el sentimiento de los
demás o lo que puedan aprender. Al
elaborar nuestra portada descubrimos que lo que importa en verdad es
aprender, porque a eso venimos a la vida, y en eso consiste la vida:
¡Aprendizaje! Eso es lo que nos
convierte también en triunfadores, porque se puede ganar, perder o
empatar, pero lo interesante es aprender de cada uno de esos eventos
para ser mejores en eventos o sucesos posteriores.
Que
los dirigentes se maten entre ellos, que hagan todas las trampas que
deseen hacer, que mientan todo lo que gusten, que las instituciones
financieras hambreen a todo el mundo, que desfalquen al que quieran, que
amasen todo el dinero que puedan. Que la noble naturaleza con sus poderosas fuerzas internas liberen su energía y se depuren de tanto absurdo humano. Pero
nosotros, ciudadanos comunes vayamos primero a lo que conocemos directa
e íntimamente de nosotros mismos y busquemos hasta la naturaleza última
de nuestros espíritus para quizá encontrar la llave de un mundo
exterior atrapado en sus propias trampas sin salida alguna. Nunca podremos conocer naturaleza real de las cosas desde afuera. Dejemos
de lado nombres, cosas y todos los distractores posibles y enfoquemos
todas nuestras energías a crear nuestra propia portada de nuestro
rompecabezas para dar cabida a tantas piezas que ya poseemos y que
tenemos tan dispersas.
Y
ahora, mi regalo navideño para todos mis lectores de México, Rusia,
Alemania, Estados Unidos, Ucrania, Francia, Malasia, Holanda, Austria,
Bulgaria, Japón, India, Italia, Reino Unido, Checoslovaquia, Perú,
Argentina Chile y Brasil. Tengo con todos ellos una gran deuda y un profundo agradecimiento.
Va el regalo:
La
conciencia es la mera superficie de nuestra totalidad. Nosotros no
conocemos nuestros interiores, sólo la superficie. Bajo nuestra
conciencia se encuentra una gran fuerza vital, tenaz, basada en nuestros
deseos más imperiosos: la voluntad. Fortaleza humana espontánea, poderosa actividad intrínseca. Para avanzar en la vida y convencernos de hacerlo, hay que apelar a esa poderosa fuerza interior. Esa energía es el único elemento permanente e inmutable en nosotros. Es el punto de apoyo del pensamiento, de nuestra total esencia. Es
continuidad de propósito y de actitud, da unidad a la conciencia y
mantiene juntas todas las ideas y pensamientos, acompañándolos con
armonía continuada.
El intelecto se cansa, la voluntad jamás. El intelecto necesita descanso y sueño. La fuerza de voluntad trabaja incluso en el sueño. Esa fuerza se dirige a mejorar y mantener al organismo. De ahí que muchas curaciones (de
las cuales hablaremos en textos posteriores) tengan lugar durante el
estado onírico. Ahì no hay traba o lìmite para esa inmensa energía.
Estamos
platicando de cómo elaborar y diseñar la portada de nuestro propio
rompecabezas, por lo cual les pido calma y paciencia pues el tema es de
gran seriedad y requiere de una actitud comprensiva y facilitadora que
nos permita obtener una respuesta de utilidad para ustedes amigos
lectores.
Al
diseñar nuestra portada, emergen nuestros más finos deseos, son estos
los que representan un gran poder interior que va a dar forma a todo lo
que existe y nos rodea, estos deseos son en sí mismos esa energía
llamada fuerza de voluntad y no siempre están manejados de manera
racional ni moral. Entonces, la voluntad está integrada por los deseos y los seres humanos estamos basados en deseos constantes y continuos. La voluntad indica necesidad y eso implica ya la capacidad de desear y eso es precisamente lo que mueve al mundo. Muchas
de las acciones que se llevan a cabo en los procesos de curación, están
basados precisamente en saber conducir esa energía vital para recuperar
la salud. Es aquí, donde
inicia el trabajo terapéutico de la importancia de saber armar una
portada para un rompecabezas que no es otra cosa que la vida misma:
hacer entender a los dolientes que la realización plena nunca se
satisface del todo y que les hicieron creer que la vida se trataba de
conseguir la mayor satisfacción posible y perdurable. Lo
primero por hacer es darnos cuenta de que estamos tratando no con el
intelecto, no con la razón, a la que tanto han apelado en distintas
épocas los hombres sabios. Estamos
tratando con los deseos y por cierto en la vida que hemos construido
estamos hambrientos de ellos, sólo hay que aprenderlos a conducir para
salir airosos. En segundo lugar
hay que comprender que en la estructura de la nueva portada que
realizaremos, no hay que ir en busca de la felicidad, sino de la
liberación del miedo y del dolor. Hay
que convencer al doliente de que no existe una felicidad perdurable y
completa en sí, que se trata más que nada de convertirnos en
autosuficientes y de ponernos de acuerdo con nosotros mismos, dejando de
lado todo temor o dolor para actuar reencuadrando a cada momento la
realidad. La felicidad, no es meta, es acción inteligente diaria y
constante.
En
tercer plano hay que explicarnos que hagamos lo que hagamos, nuestra
despedida de esta vida es inevitable tarde o temprano, que todo consiste
en un intercambio que muchas veces no cubre lo que invertimos en la
vida y que el mundo como lo hemos construido, como va, siempre estará en
bancarrota y como ejemplo está la propia Comunicad Económica Europea
¿Qué podríamos esperar entonces nosotros?
El hombre es un enemigo de los de su propia especie: cada lobo lucha por el espacio y el tiempo de los demás lobos. Nosotros nos hemos convertido en lobos disfrazados de ovejas. La
vida que hemos construido está basada en la competencia, en la guerra,
estamos rodeados de luchas, conflictos y una alternancia muy frecuente
de victoria y derrota. La muerte no es visible, pero siempre está presente, y como decíamos, tarde o temprano nos encontraremos con ella. Todo dura un momento y luego se viene abajo como un castillo de naipes. Nos convertimos muy pronto en cáscaras viejas. Hay que crear conciencia de la brevedad de la existencia personal y reconciliarnos creativamente con la muerte. Para
obtener una magnífica portada, es fundamental ubicar el terrible temor a
la desaparición y contemplarla como aliada y mientras no se presente
vivirnos como héroes siempre dispuestos a entregar lo mejor de nosotros
para que la parca se cobre con nuestros huesos.
En
cuarto lugar, entender que la miseria y la lucha continuarán después de
la muerte de los individuos porque todo está basado en los deseos y por
ello no puede haber victoria sobre los males de la vida, porque la
necesidad de desear es inmensamente poderosa y por lo regular las cosas
quedan como uno las empezó, es el círculo recurrente e irremediable de
la vida. Voltaire al estar murièndo dijo: “Los dejo tan estúpidos como
los encontrè”.
Se trata más que nada de una salvación individual y no colectiva, pues la humanidad empieza en nosotros. Ya
existen y han existido en el mundo muchos neuróticos salvadores y
solucionadores de la vida de los demás y sólo los muy afortunados logran
algo momentáneo, los demás han pasado a la historia como víctimas de la
incomprensión de la humanidad y otros más ni siquiera han existido, son
sólo un invento para el control de las masas.
En
un quinto paso, hay que explicarnos que nuestros deseos, al ser
transformados darán paso a una buena voluntad y en la tierra se tiene
paz si se es poseedor de un conjunto de buenos deseos y estos puedan ser
llevados a la práctica. Sòlo que los buenos deseos hay que pensarlos y
crearlos, no aparecen por arte de magia y es un trabajo de toda la vida.
Es una forma de vida y de vivirse.
En
sexto lugar, a los dolientes hay que explicarles que desear bienes
materiales o la forma de adquirir riquezas, no hará que sus voluntades
sean satisfechas. Una vida
dedicada a la adquisición de dinero es inútil si no se sabe cómo
convertirlo en bienestar o alegría, lo cual es un arte que requiere de
buenos conocimientos, de cultura y de sabiduría, porque el aburrimiento
es el flagelo de la gente adinerada, y de ese ocio no creativo, surge
siempre lo peor. La vida de la
gente rica es la vida del tedio y eso les provoca un gran dolor, un
intolerable dolor y más ahora que por adinerados y acaparadores son
sujetos de secuestros y raptos. La
gente rica oscila entre el dolor y el tedio, no importa que cuenten con
el dinero suficiente para satisfacer sus necesidades, se viven
instalados en la falsedad y en el temor de perderlo todo y la
acumulación de riqueza para ellos no representa ninguna solución.
El
séptimo paso, consiste en perfeccionarse y pulirse adquiriendo buenos
conocimientos en un mundo lleno de información que aturde y desorienta. Los
buenos conocimientos procedentes de buenas plumas y limpias fuentes de
investigación, facilitan dominar la fuerza de voluntad y dirigirla hacia
fines que puedan otorgar grandes satisfactores tanto espirituales como
materiales. Cuanto más
conocemos de nuestras pasiones, menos nos controlan y nada protegerá
tanto de la compulsión externa como el control de sí mismos.
La
más grande de todas las maravillas de la vida no es el conquistador del
mundo – cosa que le sucedió a Alejandro Magno quien murió de las
consecuencias de una borrachera- sino el dominador de sí mismo.
Ante
todo este esquema resolutivo, los dolientes alcanzan otro grado de
percepción y dan inicio a un camino rumbo a nuevos horizontes huyendo
del vacío de sus propias mentes (repletas de absurdos) al darse cuenta
que han vivido de ideas prestadas, de portadas ajenas basadas en deseos
extraños y no propios, acomodando piezas de manera forzada y tramposa. Perdieron poco a poco la capacidad de pensar por sí mismos y eso fue precisamente lo que problematizó sus existencias.
Al elaborar su propia portada, los pacientes pasan a vivir y dejan de soñar despiertos. Comprenden
que la voluntad es deseo de vivir y que de eso se trata, porque sólo
existe la vida pero de diferentes maneras en distintos planos. Se comprende que la auténtica realización depende más de lo que se tenga en la cabeza que en los bolsillos o en el banco. Que la felicidad o el confort que recibimos de nosotros es mayor que la que obtenemos de nuestro alrededor. Se
pasa así a la autosuficiencia: Vivir y dejar vivir, dejando de estar
instalados en lo temporal, lo contingente, lo específico y lo inmediato.
El
basto cosmos es neutral y se puede convertir mediante nuestra portada
en un lugar bastante placentero porque el mundo no está ni con nosotros
ni contra nosotros. No es más
que materia bruta en nuestras manos, y podemos formar el cielo o el
infierno, según estructuremos nuestra portada porque somos más seres de
logros que de posesiones. Es mejor luchar y perder o empatar que no haber luchado en lo absoluto. Pero
hay que luchar nuestra propia lucha y no las ajenas, porque esas
limitan nuestras capacidades y nos impiden afinar nuestra fuerza de
voluntad y estimular nuestro crecimiento.
Manos
a la obra rumbo a nuestra propia portada, divirtiéndonos en la aventura
de ir colocando todas las piezas posibles, basados en lo que deseamos
profundamente sin cancelar ninguno de nuestros deseos, máxime si estos
están basados en una buena voluntad y una sana convivencia. Feliz navidad y un fructífero y lleno de buena voluntad año 2012 para todos.
(Estaré
ausente hasta enero en donde de seguro nos volveremos a encontrar para
platicarles del hermoso Territorio Totonaca y otros más). Gracias por
todo a todos.
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