Es
la hora del descenso, el occidente recibe al padre nuestro de cada día.
Ha cumplido su función y su responsabilidad eterna. Mañana nuevamente
en el oriente porque en verdad nunca se oculta, siempre está presente.
Somos hijos de la luz, qué
duda cabe, cumplamos como nuestro padre
iluminando todas nuestras acciones y actividades. Somos todos
eternamente, hijos de su reino .Hemos sido todos sus muertos y seremos
siempre todos sus vivos
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