Por Raúl Díaz Berlanga
Los criterios del descarte o la recriminación y
el castigo, no auxilian para nada a distinguir claramente las
proposiciones precisas de aquellos que nos las brindan.
La
desacreditación o el exceso de crítica, no establece nunca la verdad o
la mentira de una afirmación, esta en cambio, debe ser estudiada,
analizada y discutida en el ámbito de lo observable y cuantificable, por
el contrario todo lo que se diga u opine debe ser situado en el campo
especulativo de criterios metafísicos o en su defecto, bajo el tamiz
del conjunto de intereses creados que sostienen a un sistema putrefacto.
No podemos, ni debemos avanzar descartando
a nadie o criticándole inmerecidamente y mucho menos falsificando la
realidad a cambio de pre-vendas o cobranzas de nomina que satisfacen más
que nada a directivos, persecutorios, inquisitoriales y altamente
creyentes en la divina presencia terrenal.
Parece
que se trata, màs que nada, de refutar con argumentos poco sólidos o
de falsificar con pseudo opiniones la realidad con declaraciones de
personas que también han fallado en el desempeño eficiente de sus vidas
y muchos de ellos en su peregrinar deportivo .
Para
cada conjetura siempre existirá una refutación, lo que significa que
todo tiene la posibilidad de ser falso, pero que también puede ser
cierto. Cuando algo no puede ser falso es también utópico pensar que
tampoco podría ser verdadero. Para que exista algo real debe de existir
su lado irreal, su opuesto. Hay que evitar a toda costa el totalitarismo
de los descartadores y pseudocriticos que se enmarañan con reglamentos,
leyes y màs reglamentos para la corrección de lo que es pero que
tampoco puede ser. Ese es el verdadero camino de los espíritus libres
que ejercen su libertad dinámicamente. Porque no se trata de un mundo
color de rosa donde nada contrario debe de suceder, sino que se vive en
un mundo real donde todo es posible, todo se vale y además es muy loable
que suceda, no que nada suceda. Y las conjeturas, no las líneas
directrices o lo impuesto, son el camino para alcanzar un sano
desarrollo, máxime cuando las comprendemos y obtenemos resultados
creativos y aportativos para nuestro desarrollo.
Ahora
solo faltaba que sean las televisoras y sus manipuladores comentaristas
que devengan un sueldo y por ello tienen que quedar bien con sus
directivos ,nos quieran imponer o instalar ideas que nos conduzcan a
una estatisaciòn conductual social y de obediencia, en un país en
que todo se vale y jamás se sanciona a quien en verdad se lo merece y
que nunca pasa nada y cuando pasa tampoco sucede nada, pero que aùn se
puede gozar de una gran libertad democrática que no debemos perder.
En
nuestro país, como ya lo señalè, donde todo se vale, ex
futbolistas-comentaristas, pretenden ahora, convertirse en filósofos o
doctos del comportamiento humano y se jactan de hacer comentarios sobre
el proceder de sus semejantes para aplicarles sanciones o reprimendas y
lo hacen de una manera simple y ramplona, como si de un asunto de
patadas a un balón se tratara. Al fin que todo se vale y ellos cuentan
con el poder de la imagen y la penetración de masas, haciendo uso , sin
pagar y sin recriminaciones, del espacio que a todos nos pertenece
Un
par de jóvenes futbolistas, esos sì exitosos, hace apenas unos días,
manifestaron desde la profundidad de su inconsciente creativo, una
preocupación mayúscula que prevalece desde hace tiempo en toda nuestra
sociedad: la vida no vale nada y siempre habrá un gatillero, un sicario,
que te pueda eliminar, hagas lo que hagas.
Eso
que nos hicieron ver los jugadores, haciendo uso de la imagen de esa
poderosa televisora, es lo que precisamente vive nuestro inmenso país y
no porque un conjunto de manipuladores, mal llamados comentaristas
deportivos, pretendan ver un México siempre fiel, crean que nadie se va
a atrever a rasgar esas cortinas de humo color de rosa ,impuestas por
el duplomonopolio televisivo y las propias ideologías de sus
directivos, incluyendo la de sus dueños. Esos comentaristas y
narradores, el único merito que pueden tener, es repetir con gritos
lo mismo que se puede apreciar en imágenes que ejecutan los jugadores.
Eso no representa ninguna aportación y solamente aturde. No es ningún
gran merito. O que contraten personas mediocres y que también lo han
sido como futbolistas ,resultando que ahora son ellos los que nos van a
brindar cátedra a los mexicanos de cómo debemos comportarnos y de que
está bien que está mal, que es bueno y que no lo es.
Lo
que los jugadores de las Chivas rayadas hicieron es la contraparte de
lo sistematizado y aprobado . Se manifestaron con toda su intensidad
para señalar algo que nos afecta a todos y que nos tiene sumidos en la
ansiedad y la preocupación .Cuando alguien es efectivo deportivamente
hablando sobre todo en el futbol,se dice que un gatillero ,asi también
lo refieren esos comentaristas, de hecho asi bautizan a algunos
jugadores y se ufanan de ello. Por que han sido ellos los que nos han
hecho entender que de eso se tratan sus justas deportivas, cada fin de
semana . Se trata de ganarle al contrario, de vencerlo, de aniquilarlo ,
de golearlo, pues entonces de matarlo, de desaparecerlo. Y al fin y al
cabo, todo ello se convierte en vencer o morir :”muéranse en la raya,
es ahora o nunca, es mejor morir que darse por vencidos ”. La lucha de
los antagonicos: si hay alguien que gana, necesariamente habrá quien
pierda, quièn tenga que sufrir la derrota . Y si existe un gatillero en
el equipo, pues que mejor, y si mete muchos goles en un juego, mediante”
la diagonal matona” tanto mejor, porque esos goles ya los mataròn, no
los dejaròn vivir.. .Eso gritan, eso dicen cada fin de semana. Asi lo
hemos escuchado de ellos “es un magnifico gatillero, supo matar al rival
en el momento oportuno, el si sabe aniquilarlos”.
Pero
que tal que un par de jugadores se atrevieron a escenificar lo que
estos señores comentaristas han depositado una mil veces a través de
sus transmisiones, en la mente de sus audiencias, que por supuesto,
también incluye a los jugadores. Parece que eso no agradò, ofendió e
irrito a muchos, porque muchas veces somos ciegos y sordos y no nos
percatamos de lo que sembramos.
La
escenificación de los grandiosos jugadores del equipo de las Chivas
rayadas del Guadalajara, la filmaría Passolini ,Fellini y hasta el mismo
Ettore Scola. ¡Fue sensacional, ,grandiosa! ,pues nos hizo y obligò a
los televidentes, a hacer una pausa en lo deportivo y a través de una
especie de parangón, trasladaron a todo el auditorio de lo deportivo a
lo político-social. Y ahí vino lo grandioso de la escena: el gatillero
se convierte en sicario y emocionantemente su mano semeja una
pistola y le dispara en la cabeza a un “venado (Medina) y este cae al
césped del estadio patas para arriba.
¿Cómo
reaccionar ante esto? lo primero que vino a mi mente fue:”yo no lo
haría” Es decir yo no mataría al venado (Medina), entonces sentí un gran
alivio, me felicite, mi capacitación sobre el buen vivir me rescato de
inmediato, sentí descanso y un profundo alivio. Me dije,estoy
capacitado, para defender la vida a toda costa, que alivio ,soy humano,
soy la contraparte. Eso me enseño a mí esa escenificaciòn. Muy lejos
de todos aquellos que claman por castigos y reprimendas para que se
las apliquen no sòlo a esos dos explendidos jugadores, sino a todos
aquellos que se atrevan a ser distintos, diferentes y que rompan con lo
establecido.
Gracias muchachos por la
profunda reflexión a la que nos han sometido a todos en un mundo de
autenticos y verdaderos sanguinarios gatilleros y sicarios que no tienen
ningún escrúpulo y a quienes en nuestro Mèxico, en donde todo se vale y
no pasa nada y cuando pasa tampoco sucede nada, nunca se les castiga.
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