Desde
épocas muy remotas, los mal llamados seres humanos se han preocupado
por tratar de indagar, en qué consiste vivir, las respuestas han sido
varias y múltiples y en nuestra cultura occidental siempre han
prevalecido los conceptos provenientes de Grecia, dejando a un lado lo
aportado por la gran sabidurìa del oriente.
La
vida en sí, simplemente es vida y està sujeta a incesantes cambios. Las
cosas se transforman en un proceso continuo de nacimiento y destrucción
que afecta a objetos, animales y seres humanos. Víctor Frankl en su
llamada tercera escuela de la psicología, la logoterapia, proponía la
importancia de encontrar los múltiples sentidos que decía la vida tiene
en todo lo que vivimos, es cuestión de actitud, apuntaba. Por su parte,
Joshep Campbell, enorme, estudioso de los mitos, afirmaba que en verdad
la vida no tiene ningún sentido, simplemente se vive. Los filósofos
existencialistas aportaron que la vida la hacemos a diario y que estamos
habitados desde el principio por la nada. El hombre no es otra cosa que
lo que èl hace de sì mismo.
Parece
que la vida en sì, simplemente consiste en una dinámica sin fin, solo
encubierta, por diferentes transformaciones y presentaciones de acuerdo a
las circunstancias circundantes .
Dejar
pasar la vida, no pedirle tanto, no exigirle demasiado, haciendo
llevadero todo hacia buen puerto, resulta ser lo mas indicado. Se trata
de armarse de paciencia, no desesperar y si en cambio ser lo
suficientemente pausados y tranquilos para dejar que las cosas se
sucedan, esperando las oportunidades para actuar.
En
épocas como en la que vivimos, apocalípticas, existe una gran
preocupación por saber que nos depara lo venidero y en muchas ocasiones
nos la pasamos futurizando y malgastando nuestro tiempo en pensamientos
ilusorios, fantasías e irrealidades que lo único que nos brindan, es una
gran desazón y muy poca esperanza de realización concreta. La vida en
verdad, no tiene sentido alguno, simplemente se vive y hay que aceptar
que la vida solo va y nunca regresa.
Existen
varios mundos; por ejemplo el mundo acuático, que le pertenece a los
peces, existe el mundo aéreo y ese le pertenece a las aves y existe el
mundo terrenal que pertenece a los animales. ¿a qué mundo perteneceremos
nosotros?
Al
inicio de estos pensamientos, señale, que éramos el animal mal llamado
humano y esto es debido a que sostengo que no nos hemos desarrollado a
tal grado para alcanzar la categoría de humanos. Porque humanos muy
pocos, son aquellos faros de la humanidad a los que todos deberíamos de
apuntar para tratar de ser mejores. Estoy hablando de Sócrates, Platón,
Buda y Cristo, quienes podrían muy bien ser señalados como verdaderos
humanos dignos representantes de la especie.
Nosotros
deberíamos de pertenecer al mundo mental, al mundo de la imaginación,
ya que los otros mundos tienen muy bien definidos a sus habitantes.
Nuestra casa pues sería la esencialmente mental. Incluso, es en la que
todos pararemos al dejar nuestros cuerpos, por supuesto que para
merecernos ese hogar, deberemos de dejar nuestra parte animal o más bien
domesticarla, porque muchos se la pasan, en el mundo de los peces, es
decir en el agua. Otros que se sienten pájaros se la pasan volando sin
concretar ninguna idea en sus vidas, tomando y drogàndose. Y otros más,
pueblan junto con los animales, ese mundo que tampoco les pertenece y
los fastidian a diario.
Por
supuesto que hemos construido aviones para volar y convertirnos en
intrusos de ese espacio, también hemos inventado los submarinos, y con
ello surcamos los mares que pertenecen a nuestros hermanos los peces, Y
no se diga de todo lo que hemos hecho en la segunda creación inventada
por los humanos que incluso está terminando de manera por demás
catastrófica, con los tres mundos animales. De ahì el calificativo de
subhumanos que bien nos merecemos.
Nuestro
hogar pues, es la mente y solo tendrán derecho a ese mundo, todos los
que se atrevan a dominar y pulir la herencia animal que poseemos, la
cual nos tiene al borde de la extinción misma. Deberemos también, hacer
el mejor esfuerzo por tratar de entender que los inventos de sentido que
le hemos impuesto a la vida, son artificiales y muy alejados de
nuestras verdaderas esencias, ocultas estas en lo màs recondito de
nuestros inconscientes, porque ya los faros de la humanidad nos han
enseñado que entre más humildes y desinteresados seamos, sobre todo en
cuestiones materiales, dejàndo que todo fluya, sin intervenciòn
subhumana alguna, se podrà cumplir de mejor manera con el simple proceso
de vivir, ya que de està tierra, sòlo nos llevaremos los impactos
emocionales y sensuales que hayamos registrado en nuestras existencias,
mismos que iràn formando la nave mental que nos auxiliarà a continuar
viajando eternamente por el universo, disfrutando a cada instante, esa
interminable aventura...
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